miércoles, 19 de junio de 2013

Muerte a los 16

La muerte, por desconexión al corazón artificial, que lo sostenía a la vida a Guido Neira Monsalves, un chico de 16 años de aquí de Temuco, ha traído a mí un par de reflexiones.

Si a día de hoy me preguntan: ¿cuáles han sido tus mejores años de la vida?, pues… me detendría un poco, pero a riesgo de perder las proporciones creo que fueron justamente mis 16 y 17 años (cuarto medio y mi ingreso a estudiar). Esos dos años de mi vida. En ese momento, pensaba en nada trascendente y si bien siempre me he cuestionado temas, lo mío era vivir el día a día de manera muy intensa. Establecí vínculos de amistad (amigas y amigos) con quienes (27 años después) mantengo contacto hasta hoy en la mañana ;)

Me pregunto cómo sería el último tiempo de vida de Guido?, de sus papás?, seguro muy intenso también pero en otro plano…; me consta que el colegio Santa Cruz, estuvo muy conectado con él, hasta el momento de su partida. Seguro y Guido vivió su vida sintiendo y valorando cada minuto de su existencia.

La muerte, claro que “es un tema”, un tema complejo y que crea brechas en función de las creencias religiosas, carismáticas, agnósticas o científicas de cada cual. Pero el hecho objetivo es que la muerte es el fin de la vida en tu cuerpo físico, con tus huellas digitales, tu talla, tu peso, tu color de pelo, de ojos, tu risa, tu voz, tu calor, tu olor. Cuando eso ocurre (o nos ocurra) se llevarán a cabo diversas ceremonias para proceder a la sepultación, donde seguramente (ojalá) alguno de tus amigos (o a los que considerabas como tal) estén presentes de alguna manera. Habrá dolor, habrá recuerdo, habrá cuestionamientos, pero luego… sólo recuerdos. Algunos se preguntarán hasta detalles tales como: y qué se hace con la cuenta de Facebook que tenía?... porque se le sigue viendo lo último que escribió, sus fotos… y eso, claro… también será “otro tema”. Luego, sólo vivirás en el recuerdo de quienes te acogieron –de verdad- en su vida mientras estuviste aquí.

Dónde voy?, a que la muerte es nuestra “compañera”, nuestra celosa compañera que cuando menos lo esperas te hace suyo y sería!. Por ello, estoy más cierto que nunca que si bien nada podemos hacer para evitarla, lo que sí podemos hacer es vivir de manera plena y muy respetuosamente contigo mismo para que al momento de encontrarla estemos en paz, en paz con uno mismo. Eso implica, entre otras cosas: dejar de postergar lo que sabes que debes hacer y no lo haces por “A”, por “B” o por “C”. Eso implica también, que debes salir de tu ostracismo de rutina en el que te encuentras y destaparte tal y como cuando te levantas en una mañana helada… que quedas medio atontado por un largo rato hasta que nuevamente encuentras tu centro… Bienvenido a vivir en consciencia me dijo alguien…; por Dios!, como es de complicado ser consciente!!!. Porque al menos aquel que nunca levanta la cabeza podría ni siquiera angustiarse por “estar ahí”.

Partir a los 16, tal vez implicó para Guido, nunca estar solo; tener siempre el amor de verdad, aquel incondicional y más puro que puede haber. Tal vez, partir a esa edad es hasta más pleno. Hoy, los que hemos pasado esa barrera de edad, el amor lo debemos descubrir/construir nosotros mismos, por nosotros, para nosotros y los demás: eso, es en extremo complejo!. Que gran tarea tenemos a diario!.

A la memoria de Guido. Mis respetos. Q.E.P.D.

http://www.soychile.cl/Temuco/Sociedad/2013/06/19/181204/Murio-el-estudiante-del-colegio-Santa-Cruz-de-Temuco-que-esperaba-un-trasplante-de-corazon.aspx

P.D.:
Entiendo que pueda resultar complejo de entender la redacción, pero es que había mucho sentimiento metido aquí... ;)

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