sábado, 10 de marzo de 2012

Overbooking de pasaje: vaya experiencia

Hace un par de días, mirando mi lago Villarrica, recordé lo que fue sin dudas una experiencia de aquellas... ;-)


El viaje de vuelta a mi Chile (de toda la vida) desde Madrid (Barajas) el pasado diciembre. Al llegar al aeropuerto, que a todo esto fue bastante complejo porque los días previos a Navidad hacen que todo el mundo ande por ahí, y claro, todo se torna más lento y complicado; verdaderos mares de gentes en la calle. En fin.


Mi vuelo salía a las 0:10 am (o sea a las 12:10 de la noche). Cuando llegué a la puerta de embarque, luego de haber entregado mi equipaje facturado, me encontré con un montón de gente apiñada al rededor de 3 funcionarios de Iberia. Hacía mucho calor. Además de gente había cansancio por doquier ;-). Por alguna razón no había información por alto parlantes, sólo era entregada a viva voz por el personal que estaba ahí.


Claro, en ese momento, uno se pregunta: a ver... voy y me colo a través de lo que parecía una fila (de kinder)?, o, espero pacientemente a enterarme de algo y quizá sea demasiado tarde?. Es que justo ahí se entrecruzan los pensamientos: "si me colo no será bien visto, es más, a mí mismo no me gustaría que alguien más lo hiciera", pero por otro lado me decía: "si me quedo y luego por hueón pierdo: uff, ni hablar". Finalmente avancé hasta llegar donde la chica de Iberia.


Lo que me informó, lejos de tranquilizarme me dejó helado. Me dijo que aún no se podía abordar, porque por un lado había overbooking y por otro lado el avión estaba siendo sometido a una intervención técnica "no programada". Quéeee?!!! (exclamé hasta el alma), mi siguiente pregunta que le hice...: y la intervención es a algún sistema que afecta el vuelo o están actualizando el reproductor de DVD de abordo? (broma como para amenizar). La respuesta fue del mismo tenor: no tengo esa información. Juisss.


Bueno, en los casos de overbooking (que es legal en Europa y hasta donde entiendo no lo es en América Latina) lo que pasa con aquellos pasajeros que no pueden abordar es que te trasladan a un hotel (de los buenos) con comida y al día siguiente te trasladan nuevamente e intentan embarcarte en el primer vuelo con disponibilidad, además claro, que te pagan algo así como 600 euros limpios para tí ($470.000 aprox.). 


Si bien, lo único que quería yo era regresar, el sólo hecho de pensar que "le estaban realizando una intervención técnica no programada" ufff eso me daba mucho que pensar. Me dí vueltas por ahí... ya estábamos con retraso, ya eran pasados 30 minutos que debíamos haber despegado y aún ni una pista de qué sería lo que pasaría finalmente. Fui al baño, me tomé dos minerales, una coca cola... y nada... de pronto me acerqué al piño nuevamente... había un tipo onda mezcla de jugador de fútbol y modelo de TV... con gafas.. pelo con gel y uno que otro blink blink... le pregunté si era el último de la fila y me respondió...; al toque reconocí su acento... era chileno, pero de esos que viajan a menudo a Amsterdam, y otras ciudades de Europa haciéndose de lo ajeno. Prejuicio?: no lo creo, pero es que ese acento mezcla de Valparaiso con Santiaguino cuma-disfrazado, pues... se cacha. Sin más me alejé de él. Siguió hablándome y claramente el tipo se notaba no era de los trigos muy limpios ;-)


Había una tipa, de unos 45 años, decía que era médico y andaba en una convención. Era de los más divertida, porque tenía un aspecto de "lana", así como super relajada... como si hubiese fumado recién (ya saben: de la buena, de la de aquellos tiempos jajaja). El caso es que como yo estaba más cerca del punto donde estaban informando, de cuando en cuando se me acercaba y preguntaba qué onda?... yo le explicaba y luego se iba tal como llegó... caminando y mirando las líneas que unían las baldosas, siempre jugando como saltando, y bromeando con cada niño que había por ahí. Al rato la ví tirada en el suelo con los pies en alto sobre una pared de vidrio... jajajaj era muy chistoso ver lo relajado que podía ser alguien si se lo proponía... era la única que no "estaba ni ahí" jajajaj


De pronto, a lo lejos se vio un grupo entre 10 y 15 personas en silla de ruedas -(venían atrasados) corriendo como en una carrera de niños, como  jugando-, que debían abordar, pero claro, no se podía aún, así que si a ellas les suman las maletas de manos de cada uno más el acompañante ufff el montón seguía en aumento y la información brillaba por su ausencia. A esas alturas, todo aquello parecía algo extraño, como una peli de esas que uno no cacha bien para dónde está tirando el director. Lo tragicómico es que todos veíamos como venían en una suerte de competencia por el primer lugar, todos con cara de velocidad (de verdad) y la meta éramos nosotros (la puerta de embarque).


Pasaron otras coca-colas y dos minerales más..., hacía mucho calor esa noche. Finalmente se dio autorización de abordar, pero yo y otros 8 chilenos más debíamos esperar a que todos aborden y sólo entonces sabríamos si quedaba cupo para hacerlo nosotros. Nos iban llamando a viva voz. Pasó un rato interminable, hasta que escucho mi nombre. El problema era que no sabía si me llamaban para decirme que no abordaría o que sí lo haría. Me acerqué y el tipo de Iberia que estaba con un celular, un walkie-talkie y el teléfono fijo, a la vez que nos hablaba y marcaba en un montón de hojas que tenía en sus manos con un lápiz algo como una lista de chequeo: Dios!, decía yo, si los mecánicos que intervinieron el avión lo hicieron de igual forma: ¿cómo habrá quedado todo?.... jooodeeerr!!!!!.


Me indicaron que podía abordar y me indicaron mi plaza (no recuerdo su número ahora) y pensé: hum... esto es bien adelante en el avión. Cuando entré y la azafata me señala mi ubicación no lo podía creer!!!!: era en primera clase!!!! joder!!!!! jajajaja... me vendría en un primera clase desde Madrid a Santiago de Chile!!! wow!. 


Pues bien, no imaginarán lo que venía después. A penas puse mi equipaje de mano en su sitio me senté un momento, onda como para tomar aire y atinar qué estaba pasando. 


Mirando a mi alrededor me percaté que había tres personas en puros calcetines, re-chanfles me dije, hace calor pero para estar así nada más?. Me llamó la atención que los tres tenían los mismos calcetines: curioso me dije, vaya coincidencia!. 


Al poco rato, ya estaba mirando mi asiento, que era un perfecto berger pero con muchos botones. El ancho del asiento permitía que a mi lado pudiera sentarse alguien más sin problemas, era super ancho!. Vi que si apretaba un botón podía sacar un brazo mecánico que si luego lo giraba se transformaba en un monitor de 15 pulgadas y era touch. Podía elegir canales de música, un listado interminable de películas, o la vista del mapa o la vista externa del avión. Síp, hay una cámara fuera del avión que muestra todo en tiempo real.


Bueno, ya todos en sus asientos, veo que hay un tipo con pinta de james bond, que está pasando puesto por puesto diciendo algo. Cuando llegó donde mí, se presentó e indicó que era el "algo así como el jefe de sobrecargos" y que estaba ahí para asegurarse que nuestro viaje sea lo más confortable posible. 


Luego una chica con muchas carpetas de un papel couché espectacular nos dejó dos carpetas por puesto e indicó que era la carta de vinos para luego pedir: joder!!!!!


Luego el menú. Era impronunciable, simplemente me limité para no pasar plancha a decir, quiero "eso" y "eso". Ah!, también pregunté: "disculpe, eso trae eso también, correcto?" ;-). Elegí por color, es que de verdad era impronunciable cada menú.


Cuando me traen la comida, me quedé boquiabierto. Así, literalmente. Es que parecía gráfica computacional. Tenía un diseño increíble. Me quedé mirándolo todo un rato, como para grabar el momento (si no soy huevón poh, quería que eso perdure ;-) ). Claro, no tenía ni idea de qué era lo que había en mi plato. Había algo que casi me atrevía a decir que era carne (pero llegaba hasta ahí, porque jamás sabría si era pescado, vacuno o algo más). Comencé a comer por color, tal cual. Me decía: a ver, qué onda esto rojo? hummm... síp, está bueno..., ahora esto naranja... luego esto verde... y esto azúl?.. qué onda?; había algo verde fluorescente también, no pude evitar reírme solo cuando lo ví, porque recordé un capítulo de los Simpson donde Homero comía algo radiactivo que era del mismo color. Pero bueno, esto creo que no era radioactivo. Los colores y aditivos finalmente se acabaron (mi comida, recuerdan?). Todo estaba espectacular, sin más: exquisito!.


Luego, ya comido, algo más relajado, comencé a mirar mis compañeros de cabina ;-). Me sentí algo extraño. A mi derecha, junto a mí, había una mujer de tercera edad, pero toda regia ella, onda como la esposa del ex Presidente Frei, recuerdan a la Martita?, así: toda cool. Más allá había una chica de unos 28 años, pelo lizo media rubia, nariz respingada (full respingada) ojos claros y esbelta a rabiar. Por donde mirara había gente que parecía Opus o schoenstattianos. En verdad que todo el ambiente era muy "claro" ;-)


De pronto quise buscar una revista que me habían dejado en el respaldo del asiento delantero al mío. Me pueden creer que tuve que pararme y caminar paso y medio para alcanzarlo?, el espacio entre asiento era gigante. Luego recordé que nosotros (primera clase) teníamos 3 baños para los 40 y tantos que veníamos allí. Y los doscientos y tanto (o más) de la clase turista tenían sólo 4 baños para todos. Increíble. No sólo por eso, sino por un montón de detalles pude apreciar que realmente existen dos mundos en este planta: los que tienen dinero (pero dinero de verdad) y los que no lo tenemos.


Algo aburrido en un momento me puse a ver algo, de las muchas cosas que me pasaron a dejar al abordar. Era un paquete envuelto en plástico transparente. Al abrirlo era un estuche de cuero (con color y olor a cuero) y en su interior tenía: cepillo y pasta dental, peineta, un lápiz, jabón gel, una crema hidratante, una mascarilla para los ojos, una suerte de colonia; en fin, todo lo necesario para que uno no tenga que preocuparse por nada. El baño: de lo más cómodo. Ni hablar, pedí whiskies como si no hubiera agua: obvio, todo lo que uno quisiera te lo traían enseguida y las veces que lo quieras. Ah!!!! en el famoso estuche también venía un par de calcetines, para que te los pongas sobre los tuyos y quedes cómodo: ahí entendí la coincidencia que había visto antes: sólo reí para callado ;-)


Cuando acomodé mi asiento para dormir: quedé perfectamente acostado. Totalmente horizontal. Ya acostado, reparé en que la botonera de mi sillón tenía algo que indicaba movimiento en distintos puntos localizados de mi asiento. ¿Será lo que estoy pensando? y los accioné: genial!!!!! el puto asiento te daba masajes!!!!! la cagó!!!!! jajajaja síp, como lo leen. Probé dicho programa varias veces hasta que el sueño me atrapó de lo relajado que quedé luego de los masajes. 


Pasó un buen rato que dormí. De pronto desperté como si hubiese estado en mi cama. Totalmente descansado. Muy cómodo, intenté incorporarme para aprovechar todo el confort lo más que pudiera antes que acabe el viaje. Comí, bebí, conversé con la "martita" que resultó ser una osornina holandesa que vivía en la Dehesa. Me conversó que viajaba a menudo a ver su familia en Europa, super simple la doña de agradable conversa y trato.


Bueno, todo debe acabar. Ya llegando a Santiago no quería pararme de allí, pero bueno, me puse mis zapatos, saqué mi equipaje de mano y procedí a avanzar a la puerta de salida. De pronto levanté la cabeza cuando terminó un pasillo y pude apreciar al otro lado cómo venía la gente de la clase turista. La diferencia en espacio y confort no era medible, es que no había punto de comparación. Bueno, nada, seguí bajando: me recibió algo así como 30 y tantos grados a las 9 de la mañana.


Luego, en la cinta transportadora de equipaje, mi equipaje no llegaba. Pasó el rato y todo el mundo ya retiró el suyo. De pronto reconocí algunos rostros que estaban junto a mí esperando el suyo también. Me percaté que eran los mismos que estaban con problema de abordaje, igual que yo en Madrid. Finalmente nos enteramos que como fuimos los últimos en abordar nuestras maletas no las embarcaron. Debimos hacer otra cola para detallar nuestras maletas y pedir que nos las envíen a nuestro destino final: Temuco. Había llegado a las 9:40 am y con todo ese trámite me dieron las 12 del día en el aeropuerto. Lo bueno de todo es que mi maleta llegó al día siguiente a mi ciudad y me llamaron al celu, como lo habían dicho que lo harían, para que la vaya a recoger.


Vaya aventura mi regreso a mi Chile querido. Pero valió la pena. Una buena experiencia. Me enteré In-Situ lo que era el overbooking, pero claramente tuve una suerte envidiable al haber sido asignado a primera clase jejejeje ;-) Difícil de contar dos veces, no?. Por eso se justifica este post. ;-). Hasta la próxima entrada.

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